viernes, 22 de abril de 2011

Vázquez

Emilio conoce a Vázquez por su hermano Carlos, con quien compartía la tertulia de la doctora Elena Gómez Spencer ( otro personaje !!! ). Carlos le comenta a Emilio que ha conocido al hijo de Mariquita Molina, la sombrerera de lis Siaghins. Es un ratón de biblioteca que se ha bebido todos lis títulos de las bibliotecas públicas de Tánger - en tres idiomas: español, francés e inglés.

Es un personaje absolutamente peculiar. Un verdadero genio de la escritura, genialidad compartida con Jane Bowles dentro de las amistades de Emilio

martes, 19 de abril de 2011

Vázquez

Ángel ( Antonio trop torero ) merece una entrada propia, no sólo por su categoría como autor, sino por la tan estrecha relación que tuvo con Emilio.

Tuve la oportunidad - no puedo decir suerte puesto que ello se debía a que Emilio no podía escribir bien - de transcribir todos los textos que Emilio redactó en sus últimos años ( recuerdo que sus últimos escritos fueron sobre Geraldine Chaplin y Carmen Laforet ), junto a la introducción biográfica que hizo de Vázquez para la edición de los Cuentos, a la que remito por estar perfectamente dibujada la personalidad de Vázquez y su relación con Emilio y Carlos Danz de Soto.

Para Emilio, en el plano narrativo, Janie Bowles y Vázquez - junto a Eduardito Haro - fueron los dos grandes y verdaderos " genios " que conoció.

Los últimos años tangerinos

Emilio y su familia se quedan en Tánger hasta los años 70, bastantes años después de la independencia del 56.

Todo ha ido cambiando. Del glamour internacional se pasa a la beta generation de los '60 y poco a poco al olvido generalizado.

En estos años Emilio ha ido colaborando con el cine, sobre todo con su gran amigo Carlos Saura.

Los últimos años tangerinos son difíciles, hasta que deciden su madre y él trasladarse definitivamente a Madrid. Nunca volvería a Tánger, esa " deliciosa mentira " que todos sabíamos que acabaría. Todos los tangerinos lo sabían. Juanita Narboni se dio muy bien cuenta !!!

lunes, 11 de abril de 2011

David Herbert

Otro de los grandes referentes sociales de Tánger fue David Herbert, segundo hijo de los Condes de Pembroke. Como nos cuenta en su autobiografía " Second Son " el hecho de ser el segundo hijo le liberó de las responsabilidades del título y le permitió vivir libremente.

Se construyó un cottage en la montaña que aún mantiene Nourdin y su mujer, matrimonio de servicio que heredan la casa.

Entre sus invitados estaba Cecil Beaton. Con ocasión de una gran fiesta, Emilio le pide a Carmen Laforet que le acompañe, a lo que Carmen se resiste por no tener ropa adecuada, dice. Emilio la convence y con una gandora blanca y las sandalias de playa pintadas de plata llegan a la fiesta. Beaton se queda impresionado al verla y la retrata, apareciendo posteriormente el retrato en una exposición en Londres junto a los de Elizabeth Taylor y Vivien Leight.

A David le encantaba " travestirse " en las fiestas. Javier Rioyo publicó en El País unas fotografías del álbum privado de Pepe Cárleton donde aparecen en una fiesta de disfraces junto a Truman Capote, Emilio e Ira Belline, sobrina de Stravinsky. Fueron un bombazo en Estados Unidos. Truman iba disfrazado de " fauno del bosque ", con bastante poco disfraz !!!!

domingo, 10 de abril de 2011

Barbara Hutton

La " pobre niña rica " llega a Tánger y compra - ofreciendo un millón de pesetas más que la oferta que Franco había hecho por la casa - Sidi Hosni, una maravillosa casa resultado de unir un conjunto de menores casas marroquíes.

Esta casa había sido reformada por Blake, Embajador americano casado con una Abrines tangerina.

Barbara, casada entonces con Cary Grant, se instala en Tánger y ofrece unas fiestas fabulosas, recibiendo a los invitados sentada en un trono de oro y luciendo la tiara de esmeraldas de Catalina la Grande.

Emilio siempre me comentó que a pesar de su mundo, era una señora muy interesante, al día de todas las novedades literarias. Solía llamarle al llegar a Tánger para que seleccionara en su nombre los mejores títulos de la Librairie des Colonnes.

Los dos " españolitos "

Pepe Cárleton y Emilio son los dos únicos españoles que viven día a día la comunidad internacional de Tánger

El inicio de los contactos llega siempre por Pepe, que vestido como un lord, coincide en Parade, el Café de Paris, Mme. Porte o El Minzah con los extranjeros. Será Pepe el que presente posteriormente a Emilio que, dándoles una buena " ducha cultural " los deja a todos bouche bée.

Así conocieron por ejemplo a Beatrix Pendar: Estaban Pepe y él en Parade cuando escuchan a una señora elegantísima hablar de " Luisito Cernuda" a quien había conocido en Inglaterra en casa de los Jiménez de Cossío, cuya hija Natalia ( de Stucley ), guapísima y elegantísima habría de ser una íntima amiga en Madrid.

Otro lugar de encuentros era la Librairie des Colonnes. Allí Emilio conoce a Genet ( con quien no tuvo afinidad ) o el pintor Francis Bacon.

Con quien llegó a tener una buena amistad fue con Barbara Hutton.

Los años dorados de Tánger

Al finalizar la 2 Guerra Mundial Europa está devastada. Los capitales buscan un refugio y éste es Tánger. La sociedad sigue al capital.

La primera en recomendar Tánger es desde París Gertrude Stein, que junto a Alice B. Toklas conocía ya la ciudad.
Así se lo recomienda a Paul Bowles que junto a Aaron Copland vivían en París.

El joven Bowles se queda impresionado con la ciudad, y será el primero de los muchos americanos que llegan a Tánger. Se establecerá posteriormente junto a Jane.

Luego llegarán Truman Capote, Tennesse Williams, Gore Vidal ....

Tanger era una ciudad barata y permisiva que les dejará llevar una vida muy agradable.

Junto a los escritores llegará también la alta sociedad, capitaneada por Barbara Hutton que compra Sidi Hosni, una preciosa casa en la alcazaba.

Estudios

Emilio hace su bachiller en Tánger y se va a Madrid a estudiar Derecho. Vive inicialmente en una residencia universitaria del Opus, de donde le expulsan por motivos ideológicos, diferencias en la concepción cristiana.

De ahí nacerá un profundo anticlericalismo institucional, valorando sin embargo mucho el trabajo de curas y monjas de base.

Al acabar Derecho, se plantea ingresar en la Carrera Diplomática. Era necesario un informe del Cónsul de Tánger para el ingreso. Éste emite un informe en el que indica que si bien es una persona muy conocida en Tánger por su familia, se relaciona con gentes de muy poca respetabilidad.

Esta gente no eran más que Paul Bpwles Jane, Truman Capote o Tennessee Williams !!!!

El informe hace que se desanime y abandone la idea de la Carrera Diplomática y vuelva a Tánger

sábado, 9 de abril de 2011

Homosexualidad de Emilio

La homosexualidad de Emilio fue un aspecto muy determinante en su vida.

En sus primeros años de colegio en Tánger no fue nunca un factor que le condicionara negativamente. Los marianistas, donde estudiaban niños de todas las razas y religiones, nunca crearon un problema de identidad en Emilio. Su familia por supuesto tampoco. Era una familia tangerina como muchas donde lo que no se habla no existe, siempre que se cumplan unas normas de comportamiento.

Pero Emilio intuyó ya en Melilla que el mundo en el que vivía no era lo idílico que él creía.

En el Tánger brillante de los años cincuenta, para las élites culturales y sociales, la homosexualidad no tenía ninguna importancia, pero también había que convivir con gentes llenas de prejuicios.

Esto hizo que Emilio fuera muy combativo respecto a su homosexualidad. En cuanto veía que podía nacer una buena amistad con alguien le decía: " como sabes, yo soy homosexual " y nada más.

Nunca sin embargo contaba " aventuritas ". Sólo tuvo un gran amor - fallido. En esta época ( tras la guerra de España ) estaba escribiendo su primera novela. Camus llegó a leer el primer capítulo - considrandolo muy interesante - ya que las Geroffi, directoras de la " Librairie des Colonnes " de Tánger tenían correspondencia con él.

Tras el fracaso amoroso, quizás intuyendo que nunca viviría una relación completa y natural con una pareja masculina, rompió los capítulos escritos y nunca más se volvió a plantear escribir literatura. Afortunadamente a lo largo de su vida se le pidieron numerosos textos y críticas en las que pudo demostrar su calidad literaria.

Sus " amores " posteriores fueron siempre no-carnales. Se ilusionaba - enamoraba de gente joven con cualidades creativas pero que las circunstancias no les había dado oportunidades de formación. Lo suyo era el " pigmalioneo " pero nunca como contrapartida a nada físico.

Melilla

En el año 32 destinaron al padre de Emilio a Melilla, a investigar loas movimientos de oro y capitales que cuatro años después sufragarían el inicio de la guerra civil. " Si hubiesen tenido en cuenta los informes de que mi padre mandaba al gobierno de la República y al Banco de España, probablemente se hubieran podido evitar muchos desastres posteriores .... "

Los años de Melilla fueron horribles para Emilio. De lis marianistas pasó a un colegio de franciscanos sólo preocupados por rezar y muy poco preocupados por su propia higiene personal. Allí hizo la primera comunión, aunque estuvo a punto de no hacerla porque al preguntarle qué era para él la Virgen María, contestó que una Greta Garbo muy poco iluminada. La reacción del cura fue tremenda, llamando a los padres para pedirles explicaciones de esa Greta Garbo.

Además, en Melilla fue consciente por primera vez de un cierto rechazo por su comportamiento, que ya se adivinaba su posterior homosexualidad.

Pepe Cárleton

Emilio ya esta en los marianistas cuando un día entró en clase el director anunciándoles que iba a llegar un nuevo alumno que había hecho sus primeros estudios en casa, con profesores particulares.

Al día siguiente llegó a clase Pepe, vestido como un " little Lord Fontleroy " que se sentó junto a Emilio. Se conocían de siempre, pues la madre de Pepe era una Abrines, con quien los Molinari habían tenido relaciones comerciales.

Desde entonces se creó entre ellos una amistad que duraría toda la vida, aunque posteriormente Pepe se iría a Marbella y Emilio a Madrid.

Los dos serían los únicos " españolitos " que verdaderamente conocieran en Tánger a " todo bicho viviente ".

La casa de Tánger

Los padres de Emilio vivían en una preciosa casa en el Zoco de los Bueyes, en la salida de Tánger hacia el Monte, con un precioso jardín lleno de jazmines, bouganvillas y al fondo, una enorme dama de noche.

Esa casa estaba llena de mujeres. Su madre, las tías Otilia y Celia y el servicio, las marroquíes dedicadas a la casa y las españolas en la cocina y la plancha.

En esa casa, a la tía Otilia le encantaba el cine. A Celia la música, con lo que Emilio desde el primer momento estuvo rodeado de todas las músicas y de todo el cine que en Tánger, como ciudad internacional, cada potencia proyectaba.

Posteriormente irían naciendo los hermanos y empezarían a ir al colegio, a los marianistas de Tánger.

Emilio, que siempre fue muy anticlerical, sobre todo motivado desde su expulsión del Colegio Mayor del Opus en el que estudiaba Derecho en Madrid, siempre defendió a los marianistas, por su espíritu liberal, abierto y elegante.

En los marianistas conocería al que fue una amistad para toda su vida: Pepe Cárleton

Los padres de Emilio

Emilio padre llega a Tánger como un joven economista para trabajar en el Banco de España. Un joven serio y esforzado que se ha ganado a base de sacrificios el título de economista.

Llega a un Tánger donde todo es fácil en comparación a la vida dura y gris del Madrid de la época. Un poco lo mismo que en " Fiesta para una mujer sola " de Vázquez.

Allí conoce a Lydia Soto- Lyons, no frívola, pero tangerina, con servicio en casa, plata en la mesa y having the five o'clock tea. Emilio se queda bouche bée.

N.B.: Como entre todos los tangerinos, Emilio mezclaba términos en francés ( sobre todo ) e inglés. Yo no nací en Tánger, pero como buenos tangerinos, mis padres se preocuparon en que hablara idiomas, por lo que mis conversaciones con Emilio estaban llenad de palabras en inglés y francés.

La familia de Emilio

Emilio era hijo de Emilio Sanz Barriopedro y de Lydia de Soto-Lyons.

Su padre había nacido en Madrid, hijo de un señor con un almacén de trigo en la calle Atocha. Con esfuerzos y becas consiguió estudiar la carrera de Económicas que terminó en Alemania. Un puro castellano al que le costaba asumir el " frivoleo " tangerino.

Su madre, miembro de una de las familias tangerinas de más prestigio social y profesional, con orígenes ingleses, italianos y españoles. " Hijo de mil leches "

Del matrimonio nacerían cuatro hijos: Emilio, Ramon, Carlos y Lydia.

Nacimiento en Málaga

Emilio nace en 1925 en Málaga, en la clínica del doctor Gálvez. " Como sabes por algunas de las niñas de tu familia ..... las niñas bien de Tánger iban a Málaga a la clínica Gálvez cuando los embarazos eran difícilies. Por eso, o por otros motivos ..... " y ahí lo dejaba con una sonrisa pícara.

Emilio te hacía cómplice en sus historias, como una estrategia para integrarte en ellas, pues en mi familia nadie nació en Málaga.

viernes, 8 de abril de 2011

Emilio

Su época como profesor en Miguel Angel, 8 fue muy feliz. Conocía como nadie el cine europeo de entreguerra de su vida en Tánger. No hay que olvidar que fue el primer critico español en publicar en " Cahiers du Cinema " bajo el pseudónimo de Bruno Molinari ( segundo apellido de si madre, Lydia de Soto-Lions Molinari ).

De esta época data su gran amistad con Sofía Martín - Gamero, profesora también, y por extensión con Amalia, hermana de Sofía, y a quienes yo también tengo gran cariño.

Emilio

La exposición fue en noviembre. Unos meses antes volví a vivir a Madrid, y ya empecé a ver a Emilio continuamente. Había tenido una gran trombosis, que le dejó medio cuerpo paralizado. Gracias a su propio esfuerzo pudo volver a escribir con la derecha, aunque muy dificultosamente ( estoy hablando del hecho físico, pues su prosa seguía siendo espectacular ).

Como no podía andar, había dejado de ir a Miguel Angel, 8, la sede de las Universidades Americanas en Madrid, pero seguía dando sus clases de cine y cultura europeas en casa.

Antonio Fuentes por Emilio Sanz de soto

www.antoniofuentes.org


ANTONIO FUENTES: UN RECUERDO DE TANGER Y UN OLVIDO DE ESPAÑA

Emilio Sanz de Soto


Hablo de una plazuela en todo ajena a lo que por una plaza se entiende, pequeña, asimétrica, sin ningún edificio que por su valor artístico o histórico mereciera ser tenido en cuenta y, sin embargo, es citada por muy notables escritores tanto del siglo XIX como del siglo XX. E igual sucede en dibujos y apuntes de muy importantes pintores también de ambos siglos. Me estoy refiriendo al Zoco Chico de Tánger.
Y se pregunta uno, ¿qué tenía el Zoco Chico de Tánger para despertar el interés que le dedicaron tan importantes artistas y escritores?. Hoy, por supuesto, ninguno: hoy es una más de entre las inconfundibles plazuelas que surcan las antiguas ciudades árabes, siempre a escondidas del sol y del calor, y siempre en busca de fuentes naturales de agua o fuentes de aljibe, sin cuyo sonido mágico es casi imposible entender el mundo islámico. Sonido que le fue donado a Andalucía y que el genio de Manuel de Falla habría de eternizar.
Estas plazuelas nacen, o mejor, se hacen a sí solas, por la confluencia de varias callejuelas. Y así le sucedió al Zoco Chico de Tánger. ¿Por qué hablo del Zoco Chico en pasado?. Por la elemental razón de que ya no es el mágico lugar que fue. Los lugares mágicos no pueden durar eternamente. Ya se sabe que el "tiempo" y la "magia" estuvieron de siempre reñidos.

En el Zoco Chico, en tan reducido espacio, se repitió día tras día y noche tras noche, a lo largo de siglo y medio, con texto y actores siempre improvisados, siempre renovados, pero con igual contenido y significado, una representación tan insólita como única, ante unos espectadores que, a través del tiempo se fueron renovando e, incluso, algunos, nos dejaron el testimonio de su particular encantamiento.
No todo el mundo pudo percibir en el ir y el venir de Zoco Chico, en sus encuentros y desencuentros, esa muy particular "representación" cuyo significado no era otro que la última expresión, el resumen, la esencia, de lo que Tánger era, de lo que Tánger fue: la fusión sin confusión de razas, culturas, religiones, lenguas, comportamientos, costumbres. Una fusión milagrosamente convertida en realidad cotidiana, en realidad vivida. Y percibir esta realidad cotidiana, esta realidad vivida, en el "espectáculo" que ofrecía gratis el Zoco Chico sólo le fue dado contemplar a algunos privilegiados: a Camille Saint - Saëns en el inicio de su "Danza Macabra", una sinfonía alegre y festiva, aún sin contaminar, aunque presintiendo que habría de ser devorada por los atronadores ruidos del materialismo, o en el encuentro de figuras míticas de la cultura occidental, todos en paz y armonía, tomándose un té verde en el "Camino Real" de Tennesse Williams, pieza luego cambiada de localización por arte y desastre del director de escena Elia Kazan. Sigo confiando en que el original de esta obra, tal como fue concebida y escrita, salga un día a la luz.
Y así como Tennesse Williams presenció el espectáculo del Zoco Chico desde la pequeña terraza del café - bar "Tingis", a la que él llamaba "mi pequeño palco privado" - lo solía decir en francés : "ma petite loge privée" - Camille Saint - Saëns empezó a componer su conocida sinfonía desde la terraza del Hotel Fuentes, que era, ése sí, un palco privilegiado.

Y aunque parezca que me alejo del tema que motiva este texto, el pintor Antonio Fuentes, luego se comprobará que este alejamiento está más que justificado. O, al menos, así lo creo.
No hace mucho leí en una biografía de Saint - Saëns, que "monsieur Camille" conoció al compositor español Joaquín Valverde en el mismísimo Hotel Fuentes, del que éste era un asiduo cliente, hospedándose siempre en la habitación número cuatro, desde la que decía oir el latir de la ciudad. Y fue Joaquín Valverde el "mágico colaborador" de Federico Chueca en "pequeñas obras maestras" como "La Gran Vía", obra sobre la que Nieztche dejaría escrito que era tan "genial como imposible de clasificar", quien le haría oir a Saint - Saëns, en el piano del Hotel Fuentes, una selección de los principales temas de "El Año Pasado por Agua", compuesta por el propio Valverde en colaboración, como otras veces, con el personalísimo Chueca. Y tan entusiasmado quedó el compositor francés que, al año siguiente, se estrenaba en París y media Francia cantó:
"Faites moi le plaisir
madame, d'écouter
seulement deux paroles"
El hijo de Joaquín Valverde, conocido y reconocido como "Quinito" Valverde, "personaje" al que distinguidos musicólogos han llegado a confundir con su padre, fue un prematuro compositor que siendo muy joven aún, compuso canciones que, de inmediato, adquirieron una enorme popularidad, como "El Polichinela", que le estrenaría La Fornarina o "El Pai - Pai", que le estrenaría una no menos joven Lola Membrives quien, con el tiempo, se habría de convertir en esa enorme actriz que supo aunar el teatro en español de ambas orillas del Atlántico.
Pero el siempre brillante y alegre Quinito Valverde también compuso canciones de altura musical como "Clavelitos" que diera a conocer a los cuatro vientos la gran mezzo-soprano española Conchita Supervía, ídolo del "Covent Garden" de Londres.
Quinito Valverde al igual que su padre también triunfó en París, regalándole a su paisana, Carolina Otero, mundialmente conocida como "La Bella Otero", nada menos que "La Machicha", la canción - paradigma de la "Belle Epoque" parisina, canción que en su versión original en español rezaba así:
"Tengo dos lunares,
el uno junto a la boca
y el otro donde tú sabes"
Y anticipemos que el hijo de Joaquín Valverde no fue ajeno al hijo pintor de Antonio Fuentes, el propietario del Hotel Fuentes, como en su momento se comprobará.
Al parecer Truman Capote dijo una vez - y Jane Bowles lo repitió mil veces - que ante el Acrópolis de Atenas, algunos se sienten en "estado de sabiduría", ante San Pedro de Roma, algunos deberían sentirse en "estado de gracia", pero que ante el Zoco Chico de Tánger, todos se sentían en "estado de libertad".
Y a modo de ejemplo, dos celebraciones que tuvieron lugar en el Hotel Fuentes, y a las que de haber prestado más atención los gobiernos españoles de entonces, nuestra realidad histórica hubiese despertado, al menos un poco, de su letargo secular. Me estoy refiriendo al reconocimiento racial y cultural de que, en su mayoría, dieron siempre pruebas más que palpables los judíos sefarditas españoles.
Dos españoles ilustres, el uno de nuestra historia política y el otro de nuestra literatura, merecieron el emocionado homenaje de la colonia hebreo - sefardí de Tánger: Emilio Castelar y Benito Pérez - Galdós. Y ello sucedió - sucedía siempre - en el Hotel Fuentes.
A Castelar el homenaje le fue ofrecido por el erudito Abraham Pimienta y a Galdós por una muy singular mujer, la escritora y periodista Rahma Toledano, que se adelantó a su tiempo en ideas e ideales feministas, y que fue la más decisiva colaboradora del doctor Angel Pulido a la hora de redactar su profético libro, "Españoles sin patria", obra a la que Galdós prestó una muy particular atención.
Un año después del homenaje a Galdós, don Antonio y doña Ana Contreras habrían de tener un nuevo hijo, con prematura vocación de pintor y que, con el tiempo, habría de vivir la bohemia artístico - literaria de París, en unos años tan míticos como irrepetibles.
Nace así Antonio Fuentes, que se llamó como su padre y que fue una persona singular hasta extremos de muy difícil comprensión. Dijérase que llegaba al absurdo forzando su implacable lucidez. Sus opiniones de inmediato se nos aparecían como un contrasentido, pero una vez repensadas comprobábamos que obedecían a una lucidez muy suya. Algo similar a la imagen que Cervantes nos da del "loco cuerdo". En Antonio Fuentes su esfuerzo de cordura resultaba evidente. Eso sí: un esfuerzo de cordura para evitar cualquier asomo de locura.
Durante años creí que Antonio Fuentes era, cronológicamente hablando, el primer pintor español nacido en Tánger, hasta que descubrí que el dibujante - ilustrador - excelente ilustrador - de nuestra triste guerra civil, en el bando franquista, Carlos Sáenz de Tejada, nació en Tánger en 1897, donde su padre estaba entonces en misión diplomática. Y, tras Antonio Fuentes, el otro gran pintor nacido en Tánger es José Hernández.
Antonio Fuentes vivió en un mundo no ajeno al arte y, concretamente, a la pintura. Su familia era muy amiga de la del extraordinario acualerista catalán Josep Tapiró, que llegó a Tánger invitado por Mariano Fortuny y en esta ciudad se quedó a vivir.

A la madre de Antonio Fuentes, doña Ana, la recuerdo vagamente, ya de mayor, como a una señorona andaluza, siempre muy erguida, muy solemne, de andares seguros, aunque sostenida por un bastón de ébano con empuñadura de plata y con vistosos sombreros de exquisito gusto francés, de seguro salidos del taller de madame Boissonet, famosa sombrerera parisina que hubo de refugiarse en Tánger tras un escándaolo que puso en peligro al mismísimo Presidente de la República Francesa. Madame Boissonet fue la segunda madre y la profesora de Mariquita Molina, que habría de heredar la sombrerería y cuyo único hijo fue el insólita novelista tangerino Angel Vázquez, autor de una obra impar : "La Vida Perra de Juanita Narboni".
Antonio Fuentes veneraba a su madre, y al enterarse de que iba a asistir al entierro de Josep Tapiró, que era íntima amiga de su mujer que, si mal no recuerdo , pertenecía a una notable familia de liberales españoles que al adquirir la protección inglesa cambiaron de apellido; el de la peña de convirtió en Lepen (léase en inglés: Lepin), y dado que el niño Antonio Fuentes, entonces de 8 años, se había empeñado en acompañar a su madre a aquel entierro, doña Ana accedió, pues sabía del entusiasmo que despertaba en su hijo las obras del genial acuarelista catalán. A través de Josep Tapiró se despierta la vocación de pintor en Antonio Fuentes, hasta que, años más tarde, descubre en una Enciclopedia de Pintura a Rembrandt, en particular a través de su cuadro "El buey Desollado". El propio Antonio Fuentes se decía estar de acuerdo con quienes creían ver en el expresionismo siempre latente en toda su obra, la huella de su primer encuentro con "El Buey Desollado", de Rembrandt, cuya reproducción en forma de postal, casi a la manera de una imagen religiosa, habría de acompañarle a lo largo de toda su vida.
Desde su llega da a París, al Montaprnasse de 1929, donde vive como mandaban los cánones de entonces una auténtica bohemia, y donde, según el propio Antonio Fuentes "me pasaba las horas vivas en La Grande Chaumière o conociendo a personaje y medio por día". Curiosamente no intima con otros pintores españoles. "Estaban en su mayoría - son también palabras de Antonio Fuentes - obsesionados con Picasso, pero lo que en Picasso era puro instinto adivinatorio, mis paisanos lo reconvertían en álgebra mental". Esto explica sus acaloradas discusiones con Francisco Bores - Y añade Antonio Fuentes, no sin ironía: "Estaba tan embebido del espíritu del Zoco Chico de Tánger, de mi convivir a diario con árabes y judíos, que los dos únicos pintores con los que intimé eran los dos judíos, uno polaco y el otro lituano: Moïse Kisling y Chaïm Soutine". Cosa nada de extrañar, pues ambos, cada uno a su manera eran "nietos" de Rembrandt, y sobre todo, en ambos latía una inquietud expresionista muy similar a la del entonces joven Antonio Fuentes.

Tampoco debemos olvidar que en Tánger conoce a Oskar Kokotschka, con el que tiene más de un punto en común, sobre todo es sus escenas tangerinas. "tout Paris" de entonces conocía como "monsieur Quinito Valverde" … pronunciado, eso sí, con profundo acento francés.
Naturalmente Quinito sabía de la amistad de su padre con la familia Fuentes de Tánger, y fue él quién le presentó a la hija de unos muy amigos suyos, Rosa Castelucho, directora y propietaria de una sala de exposiciones que llevaba su nombre: "Galerie d'Art Castelucho". Galería en la que habría de celebrarse la primera exposición individual de Antonio Fuentes. Siempre he pensado - y perdonen la indiscreción - que Antonio Fuentes no dejó nunca de estar enamorado de " Rosita " Castelucho. Y fue en la sala de exposiciones de Rosa Castelucho donde Antonio Fuentes conoció a Picasso. Sobre este encuentro he leído un texto tan autobiográfico como conmovedor de Antonio Fuentes, que, al igual de otros escritos suyos, permanecen todos inéditos.
Existe un período en la obra pictórica de Antonio Fuentes por el que siempre sentí una muy particular predilección, un período que él mismo llamaba de los "camareros del Zoco Chico", donde , de un abigarrado y oscuro mundo de formas en movimiento, emergían unos incólumes camareros de blanco con nudos de corbata de pajarita, unas en negro y otras en rojo. El gran hispanista francés Pierre Gassier, notable erudito en Goya, también compartía conmigo esta admiración por el período de los "camareros del Zoco Chico" y fue por ello que habló de Antonio Fuentes como del "Toulouse-Lautrec de Tánger".
Pero Antonio Fuentes, siempre encerrado en sí mismo, no compartía nuestra admiración por este período de su pintura, y tan fue así que tanto Gassier como yo llegamos a sospechar que en algún momento de crisis llegó a destruir las obras de este período. Tiempo después me confesó que este período le recordaba los años que para sobrevivir hacía caricaturas por las terrazas de los cafés de París o Roma. Y fue así como nació su amistad con la genial bailarina Antonia Mercé, "La Argentina", en París, y que tuvo lugar su simpático encuentro con el rey D. Alfonso XIII, en Roma, donde tras hacerle una caricatura a don Alfonso, éste escribió de su puño y letra, debajo de su caricatura: "Sí Señor, soy así por la gracia y desgracia de Dios".
Hay que tener en cuenta que hasta en sus momentos más difíciles se negaba a vender sus cuadros. Era Antonio Fuentes un hombre lleno de manías profundamente arraigadas en él, a su personalidad. Había días, muchos días, en los que se negaba a abrir la puerta de su estudio. Y así perdió - quienes le conocimos fuimos testigos de ello - encuentros y ventas que le hubiesen abierto muchas puertas; pero él se definía a sí mismo como : " hombre de puertas cerradas ".
Quien no visitó su estudio vivienda en la medina de Tánger no puede hacerse una idea por lejana que ésta sea , del ambiente caótico - surreal en el que, durante años, se mantuvo oculto Antonio Fuentes .
Cuánto lamento que nadie filmara - el cineasta Mario Ruspoli pensó hacerlo - aquel mundo de tan inimaginable como increíble desorden, pero curiosamente para Antonio Fuentes este desorden era sólo aparente pues puesto a buscar el más insignificante de los papeles siempre sabía dónde estaba.

El estudio de Antonio Fuentes donde vivió escondido - sí, escondido - hasta la avanzada edad de noventa años, estaba ubicado como ya creo haber dicho, en la antigua medina de Tánger, concretamente en la plazuela de los Aissauas, frente a la Mezquita Nueva, a la que durante largas décadas le hizo siempre compañía una milagrosa palmera gigante que, en uno de esos días de viento de levante, su muy largo y esbelto tronco se quebró, y la palmera fue enterrada casi religiosamente en el viejo cementerio árabe cercano a la Mendubía.
Sin duda alguna uno de los períodos pictóricos más personales y sugerentes de Antonio Fuentes fue el llamado de "Las Catedrales". En estas catedrales se nos aparecen fundidas toda una misteriosa y secular simbología, donde lo judío, lo católico y lo árabe, parecen emerger de una misma y única ceremonia religiosa. Las más bellas piezas de este período se las repartieron por partes iguales - fui testigo de ello - Barbara Hutton y la Princesa de Ruspoli, Marthe Chambrun. "abstracción", período que mantuvo secreto hasta el final de sus dís y en que se deja sentir la influencia del pintor mallorquín, de Sóller, Juli Ramis, que vivió en Tánger años decisivos en la evolución de su muy refinada pintura y que para algunos historiadores y críticos del arte español contemporáneo - afortunadamente no todos - sigue vergonzosamente olvidado.
Al decir del propio Picasso, "el benjamín", así llamaba don Pablo a Juli Ramis, fue uno de los más indiscutibles precursores de la no figuración en España.
Pienso - lo he pensado muchas veces - que aún no existe una historia global, totalizadora, de la pintura española del siglo XX. Y quien dice pintura, dice también otras ramas del arte, de la literatura, de la investigación, de la ciencia. Muchas siguen siendo las causas. Aunque uno sigue pensando que la herida de las dos Españas aún no ha cicatrizado del todo, que muchas de sus consecuencias siguen abiertas: exilios interiores, olvidos tanto voluntarios como involuntarios, vidas rehechas en los más recónditos lugares del mundo…
Es más: si los olvidos ya existen dentro de la propia España referidos a ciudades que no sean Madrid o Barcelona, cómo no van a existir referidos a mundos tan anchos como ajenos a ése que , dicen, es el nuestro.
Sirvan pues estas líneas para sumas otro nombre a esos "olvidos de España" de los que ya hablaba Jovellanos.
En el caso que nos ocupa es para añadir el nombre de un pintor español, aunque a muchos españoles aún no les suene: el nombre de Antonio Fuentes.
Artículo publicado en El Pais - Babelia, el 23 de agosto de 1997, con ocasión de la primera exposición póstuma de Antonio Fuentes.

Emilio

Como decía, el motivo de mi primera visita era que Emilio escribiera el texto de presentación del catálogo de la exposición, algo que le entusiasmó, pues reconocía en Antonio Fuentes un " genio olvidado " de la pintura, y con una escala de valores absolutamente propia e inamovible.

Yo vivía entonces fuera de Madrid y volví a casa. A los pocos días recibí el texto, emocionante, absolutamente emocionante!!!

Días más tarde ne volvió a llamar : " Alfonsito, la hemos liao !!!! El País va a publicar íntegramente el texto a doble página en la sección de Arte de Babelia, lo que nunca había antes pasado "

Emilio tenía el don de ilusionarse y emocionarse con todo, transmitiendo esa emoción a todos los que le rodeábamos !!!!

El texto efectivamente se publicó en El País: " Antonio Fuentes. Un recuerdo de Tánger y un Olvido de España". Para mí, uno de los más bonitos y emocionantes de Emilio, con contextualización generalizada de un personaje, una época y una ciudad.

Emilio Sanz de Soto

En este blog voy a contar la vida de Emilio, no con datos biográficos sino sólo como me la contó a lo largo de todos los años de nuestra amistad.

Conocí a Emilio en 1997, con ocasión de la primera exposición de Fuentes tras su muerte en 1995 en Tánger.

El galerista me preguntó quién podría presentar el catálogo. Solté su nombre sin dudarlo, no sé por qué.

Inmediatamente le llamé por teléfono y me presenté, citándome a la mañana siguiente en su despacho de casa, en la calle don Ramón de la Cruz.

Al día siguiente, al entrar en su despacho me recibió " jaquetíacamente " con un " Whow mi rey, qué Fuentes eres ! ".

A partir de ese momento, como si nos conociéramos desde siempre, nos convertimos en íntimos amigos

Emilio Sanz de Soto

Tuve la gran suerte de ser un gran amigo de Emilio durante sus diez últimos años de vida. Su familia y la mía habían sido amigas durante tres generaciones, aunque con muchos saltos por motivos de la edad de cada uno.
Mi tío Pepe Fuentes era muy amigo de lis padres de Emilio, además de vecino, jardín con jardín, de los Rubio-Chávarri, cuya hija Encarna se casaría con Ramón Sanz de Soto, hermano de Emilio.

Por su parte mi prima Conchita Fuentes era y es muy amiga de Lydia, hermana de Emilio.

Y todo ello pasaba en Tánger